¿Qué se puede decir de El Soplao? Es una prueba para hacer una vez en la vida por lo menos…. Ya en el 2015 disputé la prueba de BTT y es espectacular, así que este año mi objetivo era la prueba de carretera en su versión de Gran Fondo. Nada más y nada menos que 308km en un paraje increíble en Cabezón de la Sal, Cantabria.

Todo empezó en septiembre del año pasado (2015) cuando le dije a mi mujer Pili que me apuntaba a la versión carretera pero para hacer la ruta gorda, la de 308 km. La pobre me miraba con cara de pocos amigos… ¿No me quedaré sin marido? Eso me preguntó. Yo seguía erre que erre con lo mío, ¡Al Soplao que nos vamos!

Allí que estábamos en la línea de salida a las 7:00 de la mañana del día 4 de junio, haciendo tiempo hablando, bien situados antes de la salida. Este año me he preparado a conciencia, me encuentro en una forma física que no he tenido nunca encima de la bici. Mis 82,4kg se había reducido a 73,6kg desde diciembre y en mis piernas unos nada desdeñables 8000 km. Tras La Mussara estaba convencido de que sufriría pero lograría mi objetivo.

Esta ciclo tiene algo especial, el ambiente, el recorrido (el más bonito que os podáis imaginar), el clima… en fin es mi cicloturista. A falta de pocos segundos del inicio Pili se va a colocarse a la salida de Cabezón para hacerme alguna foto si puede. La traca de petardos de rigor y el tema de AC/DC “Thunder” a todo trapo te hacen estremecerte, el Soplao está en marcha, los nervios se esfuman y comienzas a dar pedales como un loco.

El primer tramo del recorrido es una vuelta por los alrededores de Cabezón de la Sal, el ritmo ya endiablado. Yo llevo el chip del año pasado en BTT ritmo diesel que son muchos kilómetros, pero te dejas llevar en los primeros compases. Vamos rodeando Cabezón y antes del paso por el alto de La Hayuela, varios participantes, de esos que siempre hay en las cicloturistas que se creen que les va a fichar el Sky se meten en el carril izquierdo, vamos en subida y no a mucha velocidad, entonces aparecen varios coches de frente, estacionados por los voluntarios, lo que hace que se incorporen al pelotón de forma brusca, ya tenemos el lío montado, una pequeña montonera…

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Primeros compases del infierno cántabro

Esta vez me toca a mi la china, sin tiempo de reaccionar me veo volando por encima del manillar, golpeo con el culo en la espalda a un ciclista y salgo rebotado hacia el quitamiedos, este de doble altura para mi caída, golpeándome en el antebrazo derecho y en el costado, pero lo peor esta por venir, se me clava el sillín de mi propia bici en mi glúteo izquierdo, veo las estrellas, literalmente creo que me he roto el culo. Me recompongo y lo primero que pienso es que se ha terminado el Soplao para mí, no he llegado a tocar suelo, pero puede que la bici esté tocada, doy unas pedaladas suaves para probarme y probar la montura.

La bici está bien, o eso parece, no sé cómo he logrado meterla en la montonera entre dos ciclistas y no ha sufrido daños. Otra cosa es mi cuerpo, me duele el culo y algo el costado y el brazo, pero con la adrenalina y el enfado sigo hacia delante, quedan escasos kilómetros para Cabezón, allí en el inicio del primer alto del día el de La Hayuela, en el arcén esta Pili, me saca alguna foto y pongo buena cara para disimular el dolorcillo en mi trasero y continuar la marcha.

El alto de La Hayuela ya pone a cada cual en su sitio, los pseudo-pros se van quedando en los 4km de  subida y comienza la selección, cada ciclista a su sitio, es lo que tienen los puertos. Llegamos a la localidad de La Hayuela e iniciamos descenso hasta Comillas, vertiginoso y como misiles nos dirigimos a la carretera que nos llevará hasta San Vicente de la Barquera, precioso paisaje, lástima que estuviera todo el recorrido nublado, pero es uno de los encantos que tiene Cantabria. Llegados a San Vicente por la carretera de la costa (lo más rompepiernas que os podáis imaginar) pasamos por el precioso puente romano de la Ría, e iniciamos otro ascenso para ir hacia el segundo alto del día el de Pechón, corto pero intenso.

Ya cerca del Km. 60 parada en el avituallamiento y me preparo para el primer puerto del día, el Soplao por la vertiente de La Florida, una pequeña encerrona, donde el Garmin llegó a marcar un desnivel del 13%. Aquí me empiezo a encontrar cómodo encima de la bici. He calentado y los dolores han pasado, poco a poco encuentro mi ritmo en la subida y comienzo a pasar gente. La subida es preciosa, las horquillas se suceden y la gente en la cuneta apoya y animan a más no poder. La niebla está presente según ganamos altura, el asfalto mojado no me da la confianza necesaria para apretar bajando y aunque paso gente no afino todo lo que me gustaría.

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El Soplao

Una vez abajo continúo hacia el segundo avituallamiento del día el de Puentenansa en el Km. 95, antes de la ascensión a Piedrasluengas. La media de 30 Km/h es brutal para llevar ya casi 100 Km. Antes de este avituallamiento comencé conversación con un participante, Manuel de Barcelona, “La locomotora del Vallés”, todo un señor encima de la bici (ya podían tomar nota algunos) y con el que conecté desde el primer “hola”. En este punto iniciamos una dupla que no se rompería hasta el final de la prueba, ya que ambos íbamos a por el premio gordo del día los 308 Km.

Comenzamos la ascensión a Piedrasluengas todo un puerto de 30 Km. Durísimo por la distancia, lideramos Manuel y yo un grupo al principio de unos 10 ciclistas y vamos recogiendo más a medida que vamos ascendiendo. Los primeros compases son suaves hasta llegar a las proximidades de la presa, el escenario increíble, vamos por una carretera excavada en la pared del barranco rodeados de verde, la niebla nos empapa pero la temperatura no es desagradable del todo. Poco a poco llegan las rampas más duras y comienza la sangría, ese grupo de 30 ciclistas se reduce a 4, seguimos dando pedales y Manu me dice que para unos segundos a sacar una foto, aflojo el ritmo y lo espero un poco. Tras pocos kilómetros me alcanza y continuamos el ascenso a la parte final del puerto. Pican las piernas y en más de una ocasión las mando a callar, esto casi está, pero de repente me fijo en que mi tubular delantero pierde aire, ¡Joder! Paro y le indico a Manu que siga sin mí, me indica que queda poco para el avituallamiento de la cima y que me esperará un poco arriba. Una puñetera piedrecita con pico ha producido el pinchazo, saco el Vittoria pit stop (espuma arregla pinchazos) y confío en que cierre el agujerito. Lo logra, pero voy con la “mosca detrás de la oreja” un buen tramo.

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Bajo la lluvia en el puerto de Piedrasluengas

Me ha pasado gente y me van preguntando si todo va bien, respondo que si mientras arreglo el pinchazo, inicio la marcha poco después y llego a la cima. Me avituallo y allí está Manuel, dice que no he tardado nada y que no tenga prisa en coger lo que necesite.

Iniciamos el descenso a Potes, un descenso hacia el barranco de La Hermida, de casi 50 Km. En la bajada voy pendiente de la rueda delantera, veo que no pierde y nos tiramos como balas dirección a los tres collados. Vamos pasando gente en la bajada y Manu no se despega de mi, va con un poco de miedo ya que hacía poco que había sufrido una caída bajando, así que me encargo de llevarlo en volandas, aquí el asfalto está seco y devoramos los kilómetros.

Ya en Potes hemos recogido un grupo de ciclistas y vamos un pequeño pelotón, de los cuales solo 4 hacemos relevos, por lo que decidimos no entrar y guardarnos para lo que nos espera. Uno de estos componentes puso la nota negativa del día, el muy “Cerdo” cada gel que tomaba, envoltorio que tiraba, de verdad este tipo de cosas me saca de mis casillas. Luego se saltó los relevos y por poco me tira.

A mitad del barranco le indico a Manuel que necesito parar a orinar, paramos escasos 30 segundos y nos quitamos a las “Cucas” como Manu las llama. El típico ciclista que no da relevos y en el último momento aprieta para demostrar que el es mejor, esos son los “Cucas”.

Iniciamos el ascenso a Collado de Hoz, 11 km de puerto y con 170 ya en las piernas, este puerto se hace duro, rampas constantes pero que llevamos a ritmo Manu y yo, el Dúo Dinámico inicia ascensión, y vamos pasando a las “Cucas” van reventados, el guarro que tiraba la basura al monte está fundido. Intenta ponerse a rueda nuestra pero dura un escaso kilómetro, la verdad que disfrutamos viendo como se quedaba, así es el ciclismo. Los puertos te ponen en tu sitio si o si.

Tras coronar y avituallarnos iniciamos la bajada, la niebla impide bajar en condiciones de nuevo, nos vamos calando poco a poco y en algún tramo he de esperar a Manuel, pero no me importa, se disculpa en varias ocasiones pero no es necesario, su compañía vale más que de sobra cada minuto perdido. Hace frío pero nada más finalizar el descenso iniciamos subida al segundo collado el de Ozalba, algo más corto pero ya con 190 km en las piernas pica bastante. Cada vez hablamos menos pero seguimos subiendo poco a poco. Alternando las pedaladas de pie y sentado a un ritmo que hace un año se me antojaría imposible a esta altura de una prueba como esta. Comentamos en alguna ocasión que tal y como está el tiempo lo mismo no nos dejan hacer la parte final de la prueba, la media va bajando a medida que aumenta el desnivel acumulado y las bajadas están muy peligrosas así que ya veremos si podemos hacer la larga.

Llegamos al último collado del día, el de Carmona, se me hace muy muy duro, aquí agradecí la compañía de Manuel, se separaba de mí escasos 5 metros y miraba hacia atrás, sufría cada pedalada pero me esperó, el pequeño bajón que no pájara me hacía pasarlo mal en este collado, pero poco a poco vamos ganando metros y metiéndonos en la niebla, aquí ya hay una cortina de agua que nos empapa y veo como va saliendo vapor de nuestros cuerpos. En la cima nos informan varios voluntarios de que la carretera está muy mal que bajemos con mucho cuidado, en la parte final me recupero un poco y me dispongo a llevar en la bajada a Manuel. Empapados llegamos al cruce de Valle de Cabuérniga, me informan de que la subida a Palombera está cerrada, la subida ni se distingue por la niebla y según nos dicen los voluntarios está todo peligrosísimo. Solo 16 héroes lograron subir a primera hora hacia la parte final.

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Sufriendo en el collado de Carmona junto a Manuel

Nos miramos descorazonados pero en parte aliviados, llamo a Pili y le digo que no nos deja la organización ir a la Gran Fondo e iniciamos descenso hacia Cabezón, aquí vaciamos el vaso por completo, el ligero descenso lo hacemos a tope, hemos de bajar de las 9 horas como sea. Nos relevamos hasta que un chico joven que no participa y estaba entrenando por los alrededores se ofrece a llevarnos, y cómo nos lleva… volando! Nos comemos los kilómetros que nos separan de Cabezón, sin darnos cuenta hemos pasado Ruente y nos separan pocos metros de la meta.

Entramos juntos Manuel y yo, nos damos la mano y levantamos los brazos. La gente anima y la meta está llena de aficionados. Esto es ciclismo en su más pura esencia, sufrimiento, compañerismo, kilómetros sin conocimiento y al final el premio de encontrarme a mi mujer esperándome con una sonrisa en la cara. Cruzamos la meta y busco a Pili que me llama a gritos y nos hace unas fotos para la posteridad, nos damos un abrazo y nos besamos, como echa uno de menos a la mujer en carreras como esta…

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Finalmente tras estirar nos vamos a las carpas a comer los tres, comentamos jugadas y lo bien que lo hemos pasado, por fin le cuento a Pili mis aventurillas del día, caída, pinchazo y mis número del día en Strava.

Distancia 227,2 Km.

Tiempo en movimiento 8:32:10

Desnivel acumulado 4203 mts.

Media de 26,6 en movimiento.

Tiempo oficial de 8:58:35 posición 391 de casi 900 que decidieron hacer la ruta de 227 km de un total de casi 1800 participantes. Media con las paradas de 25,2 km/h.

En definitiva una prueba como pocas, durísima por el desnivel, los kilómetros y más aún por el desgaste mental de la caída y el pinchazo. Estoy convencido de que si el tiempo hubiera acompañado podríamos haber subido la media y haber realizado la larga, sufriendo muchísimo, pero las sensaciones muy buenas, la bici se portó desde el primer al último momento. El año que viene espero volver y si se puede ir a por el recorrido largo.

Agradecer a mi mujer Pili estar a mi lado en todo momento, todos estos esfuerzos van por ti, la semana antes de la prueba ha sido dura por motivos personales y lo hemos pasado mal, pero ha todo ha salido a pedir de boca y he disfrutado muchísimo de estos días en Cantabria.

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Te quiero.

Dani Díaz.

 

6 comentarios en “Soplao carretera 2016

  1. Una crónica brutal. Parece que estaba sufriendo los km a vuestro lado. Muy dura me parece esta cicloturista es exclusiva para ciclistas jóvenes. Enhorabuena a los dos.

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